La comunidad musulmana de la provincia de Sinkiang, con una población de aproximadamente 10 millones de musulmanes, ha sido víctima de atentados y discriminación en la última década.
Esta vez son las mujeres que están padeciendo la represión contra el Islam, pues se les ha impuesto la prohibición de usar el hiyab en los lugares públicos.
Diferentes rotativos han informado que son los mismos empleados de los lugares públicos (aeropuertos, estaciones de tren, autobuses, etc.) los encargados de impedir la entrada a aquellas mujeres que usen el atuendo islámico.
Por otra parte, se a los hombres musulmanes se les ha prohibido dejarse crecerse la barba, y el escoger nombres islámicos para sus hijos.
La lista de restricciones incluye la prohibición de congregarse para realizar ceremonias y eventos islámicos.