Oh gente! Os aconsejo temer a Dios y a estarle agradecidos por los dones que os Ha otorgado, las Bendiciones que os ha concedido, los favores que os ha mostrado, al igual que las pruebas por las cuales os ha hecho pasar. ¿Os dais cuenta de qué Amable ha sido para vosotros, como ha reservado favores para vosotros y cómo ha desparramado sus bendiciones sobre los seres humanos?
Habéis estado viviendo en pecado, pero Él ocultó vuestros secretos, escondió vuestras fallas y corrió una cortina sobre vuestros vicios.
Vuestras acciones merecen sobradamente el castigo, pero no so castigó inmediatamente, sino que os dio tiempo de arrepentiros e intentar el mal que habéis hecho. Os aconsejo recordar la muerte y ser menos olvidadizos respecto a ella. No sé por qué olvidáis y sois tan descuidados acerca de una cosa que nos os pasará por alto u os olvidará cuando os llegue vuestro turno. ¿Por qué esperáis la actitud y negligencia de una cosa –la muerte- que será muy rápida y expedita? ¿No es suficiente para vosotros ver el morir a la gente a vuestro alrededor? ¿No están siendo llevados a la tumba ante vuestros propios ojos aquellos a quienes veis, oís y con los que habláis? No pudieron evitar ser llevados de ese modo. Fueron bajados a sus tumbas y no lo pudieron evitar. No llegaron allí por su propia voluntad y no entraron en las tumbas espontáneamente. Desaparecieron de esta tierra como si nunca hubieran nacido y como si sus tumbas fueran sus moradas permanentes. Fueron obligados a abandonar el lugar del que habían hecho su país natal y fueron obligados a permanecer en una morada a la que tanto recelaban y temían. Qué cuidadosamente planearon y proveyeron por un lugar al que habían de dejar -el mundo- y qué despreocupados y descuidados fueron al lugar que habrían de ocupar.
Cuando la muerte les cerró los ojos de una vez, no hubo para ellos ni posibilidad de arrepentirse por sus pecados, ni oportunidad de hacer el bien. Estaban locos por este mundo vicioso el que le engaño y abandonó.
Que Dios tenga Misericordia de vosotros, apresuraos en proveer para el lugar en que se os ha ordenado asentar, hacia el que habéis sido invitados, y el que se os persuadió a preferir y gustar. Haced el mejor uso de sus favores y bendiciones, obedeciéndole sincera y fielmente, porque el día de mañana no está muy lejos del hoy. Por lo que se refiere a la duración de vuestras vidas ¿no os dais cuenta de qué rápidas pasan las horas de un día, ¿cómo los días se convierten en meses y cuán rápidamente los meses se juntan en un año, y que los años simplemente vuelan?