En el discurso 225 de la obra Nahyul Balagha el Imam Alí (P) nos enseña una súplica en donde muestra que no solamente la riqueza sino el contenido es también necesario para conservar la dignidad, que la abyecta pobreza fuerza a la gente a alabar falsamente a sus benefactores y a calumniar deshonrosamente a quienes rehúsan ayudarle y hacen que la gente olvide que, de hecho, es Dios Quien le da y le quita, y es a Él a quien debe dirigirse:
¡Oh Señor! Protege mi prestigio y mi dignidad, haciéndome libre de deseos, enseñándome el contento y la satisfacción por lo que me Has concedido como favor. Dios, no dejes que la ignominiosa pobreza y la indigencia disminuyan mi posición a los ojos de la comunidad, y esto me fuerce a ir a mendigar a aquellos que Te imploran con sus necesidades e invocar los favores de aquellos que son malos y viciosos; así, no perderé la nobleza de mi carácter y comience a elogiar a aquellos que me den algo y a calumniar y difamar a quienes se rehúsen a venir en mi ayuda; y para que no Te olvide completamente y pase por alto el hecho de que Tú y sólo Tú Puedes conceder algo o todo si Te Place y alejar todo al alcance de quien sea si Tú así lo decides. Ciertamente, Tienes Poder y Fuerza para hacer lo que quieras.