En el discurso 215 de la obra Nahyul Balagha el Imam Alí (P) hace una súplica a través de la cual, nos ha enseñado cómo dar gracias y por qué debemos ser agradecidos, y cómo buscar Su Protección:
Le doy gracias por Su Misericordia al mantenerme vivo y saludable. Mis venas y arterias no están enfermas, ni sufro los efectos de una vida moral o viciosa. No soy estéril. No he abandonado mi fe en el Islam, no me he vuelto infiel. Ni odio la Religión ni soy ateo. No soy un excéntrico acerca de la existencia de Dios, ni he perdido mi mente. Ninguno de los castigos que han caído sobre naciones pasadas, ha caído sobre mí. Soy una criatura de Dios a quien se le ha dado vida y que habrá de vivirla y de morir dentro de ciertos límites. No simpatizo, ni muestro favor e indulgencia conmigo mismo, por el contrario, soy duro conmigo mismo.
¡Oh Señor! Has hecho lo mejor que determinaste para mí y me Has enseñado todo lo que un hombre debiera saber. No puedo pretender o pedir nada más. No puedo realizar nada a menos que me Lo concedas. No puedo protegerme contra ningún pecado, ni calamidad, sin Tu Gracia y Ayuda.
¡Señor! Busco Tu Protección, para que no permanezca pobre y necesitado a pesar de Tu Riqueza, para que no me extravíe, y para que no sea perseguido y humillado a pesar de Tu Fuerza y Poder. ¡Señor! Que Tus bendiciones permanezcan conmigo hasta el día de mi muerte. De las cosas que me Has concedido, que sea mi alma la primera en ser arrebatada.
¡Señor! Busco Tu Protección contra el deseo de desobedecer Tus Mandamientos o contra cualquier insinuación e instigación para abandonar Tu Religión y para que los deseos desordenados no me superen, de tal modo que me arrastren hacia el vicio o la maldad.