Los diez días de Fayr son para recordar otro aniversario más de la victoria de la Revolución Islámica y considerar esta como una oportunidad valiosa para revisar la Revolución Islámica y sus logros en diferentes áreas. Estos logros son evaluables en los escenarios político, social, cultural, científico y económico y su revisión hace más evidente la importancia del movimiento del pueblo de Irán en el año 1979.
Para la evaluación de cualquier sistema político es inevitable referirse a sus logros, porque los logros de cualquier gobierno se consideran el espejo de su actuación y un factor importante para mostrar la eficacia o ineficacia del mismo. El Sistema de la República Islámica de Irán como una potencia política sigue esta misma regla. La República Islámica de Irán, desde el año 1991 hasta ahora, ha ejecutado cinco programas de desarrollo y pronto empezará el sexto. El ejercicio de los programas de desarrollo, como un factor interior, por un lado, y los acontecimientos mundiales en diferentes aspectos, entre ellos económico, político, social y cultural, como un factor externo, por el otro, ha dejado una influencia considerable en la evolución de los diferentes sectores del país persa. El análisis y la evaluación de estos avances y logros para que se realicen con objetividad e imparcialidad se deben considerar dos importantes principios: primero, las condiciones en las que han ocurrido estos logros y, segundo, el poder y la capacidad que el sistema islámico de Irán ha tenido en aquella situación.
Un hecho importante que al principio se debe señalar es que la Revolución Islámica de Irán empezó como una revolución cultural. La formación de la revolución provino de un cambio en el crecimiento cultural de la comunidad y el nuevo enfoque hacia los valores islámicos en este ámbito de los diferentes grupos especialmente de los jóvenes. Asimismo, el objetivo principal de la Revolución Islámica ha sido la realización de una comunidad ejemplar que disfruta de índices de crecimiento y elevación humana e islámica. El artífice de la Revolución Islámica de Irán, el Imam Jomeini (r.a.), consideró que la "cultura" es la base de la independencia de una nación y señaló la destrucción cultural de la comunidad por el régimen de los Pahlavi como uno de los más grandes daños de aquel periodo cuya recuperación es la más difícil de indemnizar entre las destrucciones materiales.
Por lo tanto no se puede dudar que uno de los más destacados objetivos a largo plazo de la Revolución Islámica ha sido la reforma cultural de la comunidad y proporcionar los terrenos de crecimiento y elevación culturales. Ahora la cuestión es saber que, durante los años después de la victoria de la Revolución, hasta qué nivel se ha avanzado hacia el logro de este objetivo y, principalmente, si la Revolución y su sistema surgidos del cambio cultural, han podido realizar las expectativas en este terreno o no.
Sabemos que la identidad, el honor y la consistencia de cada nación dependen de su cultura y civilización y el manifiesto del poder de cada nación en el escenario mundial e internacional está en deuda con su independencia, crecimiento y rico bagaje cultural. A pesar de su riqueza y arraigada cultura del pueblo iraní, medio siglo antes de la Revolución Islámica, la dependencia de los extranjeros y de gobiernos occidentales como una normalidad en el país, provocaron graves lesiones al sector cultural. Una situación que si no hubiera terminado con el auge revolucionario y el movimiento islámico, habría enfrentado a la cultura iraní y la identidad al colapso total.
La sociedad iraní pre-revolucionaria, estaba marcada por la desilusión, la decepción y la confusión. Esta situación, en la comunidad iraní tenía sus raíces en la incapacidad de los gobiernos encabezados por la dinastía monárquica Qayar, el fracaso del pueblo en el establecimiento de una Constitución y el dominio creciente de los poderes extranjeros en Irán durante los 57 años del régimen Pahlavi. Sin embargo, el pueblo iraní gracias a la Revolución Islámica encontró una nueva vida y terminó la era de miseria y desconfianza. La Revolución Islámica creó grandes cambios espirituales en los jóvenes iraníes, les despertó del sueño de la ignorancia y les puso en el camino del crecimiento y la elevación material y espiritual.
La Revolución Islámica se forjó según la base de la cultura del Islam y, soplando un halito de espiritualidad al cuerpo de la comunidad, creó un movimiento avanzado y perfecto. Así, el Líder de la Revolución Islámica y fundador de la República Islámica de Irán, el Imam, Jomeini, desde el inicio de la Revolución Islámica, durante la victoria en el año 1979 y hasta su fallecimiento en el año 1980, en diversas conferencias, emisión de mensajes o declaraciones, recordaba que los logros de la Revolución y la formación de la República Islámica de Irán tenían fundamentos islámicos. En uno de los discursos, dijo: "Lo que ha otorgado Dios, todopoderoso, a nuestro pueblo es que la mayoría de nuestros jóvenes han sido rescatados de la decadencia cultural y moral y han alcanzado niveles más altos de moralidad y de cultura, y también han logrado la victoria en el frente de la batalla y más aún la victoria sobre sus caprichos".
source : abna24