CAPÍTULO CUATRO
PRINCIPIOS INQUEBRANTABLES.
Caminábamos con Agó por la playa Solana, cada mañana en febrero, días de sol brillante que nos invitaban a sentirnos en plenitud con la vida. Era temprano, cuando todavía la gente no llega y uno se siente en una profunda comunicación con el sol, el cielo, la arena y el mar...
Mi amiga me pregunta ¿cómo has llegado a tener la idea tan firme de que la mujer musulmana está más cerca de Dios?
Trataba de explicarle que primero fueron educadas desde que tienen uso de razón a estar destinadas a esta cercanía. Teniendo en cuenta que sus padres las educan y las preparan para que se desarrollen espiritualmente con responsabilidades, lucidez, y tomando muy en serio, los cinco fundamentos de la religión musulmana, que son:
Dios es uno, único.
La oración cinco veces al día.
Ramadán (Ayuno 30 días, una vez al año).
Zakat (Una vez al año, ocuparse de los desprotegidos de la comunidad)
La Peregrinación a la Meca (Una vez en la vida).
La gran mayoría de mujeres musulmanas incorporan estos principios para siempre y cumplen sus mandatos con alegría.
Es muy trabajoso aquí en Occidente elevarse espiritualmente y desprenderse de los mandatos con que nos han programado para ser exitosas en el mundo terrenal. Separamos lo material de lo espiritual, sin darnos cuenta de que todo tiene relación con todo, que somos una unidad. Cuando uno tiene problemas en lo material, debe detenerse y analizar qué pasa en su mundo interior. Pues seguramente encontrará respuestas a sus problemas. Los problemas terrenales, materiales son consecuencia de nuestra incertidumbre, angustia, ira, confusión internamente. No están separados.
Es importante tomar en serio técnicas de meditación, la oración islámica en este sentido es muy completa, las cosas no nos caen del Cielo si no hacemos nada. Dios necesita nuestra cooperación y así lo podemos encontrar en lo más profundo de nuestra alma.
Debemos meditar, reflexionar y orar en la conciencia que somos nosotros quienes necesitamos a Dios, no es Dios que nos necesita.
Esto me lo explicaba el Sheij, en el Centro Islámico de Montevideo. Este concepto es muy claro para las musulmanas. El primer principio del Islam «Dios es Uno, Único».
Quiere decir que nada, ni nadie puede llegar a la Misericordia, a la Sabiduría, a la Bondad, a la Clemencia, al Poder de Dios. Dios, es Uno, Único, está por encima de todos, aún de los Profetas, es una gran fuerza creadora.
Hay que comenzar a romper con estructuras duras como piedra pero vacías, comenzar a pensar de un modo distinto, sin miedo (el miedo paraliza) además ¿cómo podemos sentir miedo a entregamos y dejar fluir la energía divina? Debemos alejar los temores y la posibilidad de reencontramos íntimamente con Dios que habita desde los siglos de los siglos en nosotros.
«Dejar elevar nuestras vibraciones al punto de volverte invisible» (Propone Eileen Caddy. Comunidad Findhorn U.S.A.).
La mujer musulmana practica diariamente la ORACIÓN, ella practica postraciones, genuflexiones que ayudan a la circulación de la sangre, renuevan nuestros centros nerviosos, nuestra respiración y nos lleva a la unión con Dios, liberamos energía, es un gran acto de Amor.
La oración es muy importante, los cristianos han perdido el hábito, la disciplina de Orar, se tiene la idea de que es algo aburrido, que sólo los religiosos pueden sentirse bien ejercitándola. No es así, deberíamos comprender que somos energía pura, que somos fragmento de la energía creadora, que a través de la oración canalizamos esa energía positivamente, que nos liberamos, que hay un reencuentro íntimo. Que los horarios impuestos por la mayoría de las religiones, están en relación con la energía solar, así hay un juego energético, y es muy importante orar en esos horarios establecidos, pues estamos liberando energía, que se reúne en la infinitud del universo y ayudamos al equilibrio energético del Cosmos.
Para orar con alegría, tenemos que hacer uso de nuestra voluntad, así podemos habituarnos y seguramente, en pocos días, comencemos a sentir la necesidad de la Oración. No hay mejor reencuentro que no sea en la oración.
Puedo hablar con gran fundamento, yo la practico y he renovado mi vida completamente.
Colaboramos a que se disipen las sombras de fuerzas oscuras que también existen. Somos una energía poderosa y nuestra vibración de luz son ondas que se proyectan en la inmensidad del Infinito del Universo.
Se debilitan las fuerzas de Satán, damos paso a la luz, a la fe, al amor verdadero por la vida en nuestro Planeta Tierra.
Hago un esfuerzo intelectual por transmitir lo que es vivencia pura en mi ser, desde que he comenzado a practicar la oración islámica y a medida que transito por el camino hacia el Islam, el camino hacia Dios, voy experimentando con mayor convencimiento, emoción y alegría.
Aprecio la vida, el impulso vital, intensamente. Cuando se me presentan obstáculos, no sufro la ira, el desasosiego, la incertidumbre, siento paz interior y con serenidad voy encontrando la luz. He aprendido ha reciclar de lo negativo lo positivo, gracias a que los islámicos me enseñaron a estar más cerca de Dios. Antes me refugiaba en sabiduría de filósofos, historiadores, escritores célebres, poetas, científicos respetables. Sin duda ello me ayudó mucho, pero sufría igualmente angustias, incertidumbres. Me ayudaron a fortalecerme en el crecimiento de mi conocimiento intelectual y pude llegar a encontrar definitivamente el camino que considero más importante, está en dirección a Dios, a su Poder, Misericordia, Clemencia, Sabiduría.
Llegué a la idea y convicción de que los talentos brillantes, creativos, nunca están separados de Dios. José Ingenieros (filósofo, psiquiatra, escritor argentino) como psiquiatra, investigó poblaciones carcelarias, llegando después de mucho trabajo, a la conclusión de que entre estos marginados sociales, se encontraban inteligencias interesantes, creatividad en algunos, ingenio, ilustración, ambición, pero jamás pudiendo constatar científicamente el encuentro con la genialidad.
Comprendo que los artistas en general son personas que se diferencian de la mayoría de la gente por su sensibilidad, su gran creatividad, una inteligencia superior al común denominador de los demás, siempre me preguntaba y no encontraba respuesta, ¿por qué sólamente unos pocos artistas entre millones en el mundo, son ponderados, reconocidos universalmente?
Hoy comprendo que la genialidad es un gran privilegio, es un don que poseen aquellos quienes en su peregrinaje por la vida, en el arte de vivir, de expresarse a través de la plástica, de la escritura, de investigaciones científicas, de muchas otras manifestaciones, nunca se apartaron de Dios. Son seres de luz. A través de la historia, ejemplos de luz hay muchos, llenaría muchas páginas solamente nombrándolos, y sería irme del centro de mi mensaje.
Un ejemplo del que quiero escribir, homenajeándolo, por la proximidad de su presencia aquí en el Río de la Plata y en especial por haber nacido en mi pequeño país (Uruguay), es Carlos Paéz Vilaró.
Es ejemplo de ser humano, de padre que jamás se cansó en la búsqueda desesperada de su único hijo varón en aquellos tiempos, Carlitos perdido en la Cordillera de los Andes (Chile), es ejemplo como ser humano que ha escuchado su voz interior, estando desde los albores de su vida en contacto con Dios, con el Universo, con fe en la vida por la vida misma, en sus años jóvenes, cuando tuvo la visión y el goce de edificar su casa en Punta Ballena (Uruguay) lo hizo con fe. Fue una revelación divina que Dios le murmuró al oído en esas rocas que él amaba y a las que se retiraba a escuchar los murmullos del mar, de las olas, donde contemplaba y hasta hoy contempla los atardeceres únicos, los más bellos de Punta del Este.
Los genios son los hombres que están cerca de Dios, del amor que es la esencia de la divinidad, de la luz.
Se presentan también en el mundo otra clase de hombres. Ellos son los que podemos encontrar en el espectro político, llegan a ocupar los más altos niveles en la política internacional, nacional, dirigen la vida de las mayorías, sin lugar a dudas sus talentos se desarrollan a través de sus inteligencias brillantes, sus memorias prodigiosas, su ilustración magistral, pero la sensibilidad está impermeabilizada y sus egos crecen y solamente se interesan en contemplar todo lo que sólo haga crecer el Ego, que lo fortalezca, gozan con cuantos les llenan el Ego.
En nuestro mundo hay muchos ejemplos que podemos analizar, prefiero comentar sobre un ejemplo en mi país. Con todo respeto puedo asombrarme al saber que nuestro actual presidente de la República, el Dr. Julio María Sanguinetti nunca ha visitado «Casa Pueblo». Pensar que cuando viajamos por el mundo la mayoría nos reconoce por la referencia del arte y no tiene ni idea de quienes nos gobiernan.
El Islam encamina al ser humano, hombres o mujeres a elevar su espíritu, quienes pretenden conquistar cargos políticos, tienen más exigencia de estar elevados y equilibrados espiritualmente, intelectualmente, materialmente más que el resto de los fieles. Pues ellos son quienes ante todo deben predicar con sus ejemplos, de luz, de amor al prójimo, de amor a Dios.
La mujer musulmana sabe muy bien que la cercanía de Dios, nada tiene que ver con el sexo al que uno pertenece. Quienes están próximos a Dios, lo demuestran con sus obras, y no importan si son hombres o mujeres.
Entre Occidente y Oriente hay diferencias de mentalidad muy claras Oriente está bajo el hechizo de la MORAL, tiene tendencia a un pensamiento ético. El oriental en virtud de su naturaleza concibe su humanidad y la refleja en comportamientos amables, tolerantes, es amigo de sus semejantes y se conduce generosamente con ellos.
Occidente se inclina hacia los derechos constitucionales, está orgulloso de ello, y los salvaguarda no permitiendo que nadie se entrometa en el sagrado territorio de los mismos.
La humanidad, entiendo, necesita de la ética y de los derechos. Está ligada a la moral y al derecho, pero ninguno de los dos por sí solo, debe ser el criterio para la humanidad.
En el Islam la sinceridad y actitudes correctas se consideran virtud y su defensa también es considerada virtud humana.
La sagrada religión islámica tuvo el privilegio de haber acreditado el derecho y la ética.
El Islam sin tener predicadores en catorce siglos, cuando nos llega al alma nos abraza como una llama de fuego. Uno avanza profundizando con alegría, con certidumbre, no hay misterios todo está muy claro.
«Es un libro que se te ha hecho descubrir para que saques a los hombres de las tinieblas a la luz.
Con permiso *de tu Señor, hacia el camino del Poderoso, el Digno de Alabanza.Allah es a Quien pertenece lo que hay en los cielos y en la Tierra.
¡Ay de los que se niegan a creer, qué durísimo castigo!!» (Corán, 14:1,2,3)