El Ayatolá Sheij Muhammad Is'haq al-Fayadh, uno de los prestigiosos Marya’ Taqlid de Nayaf Ashraf, también ha explicado que las manifestaciones pacíficas en el marco de la legalidad son un derecho del pueblo.
Según la Agencia Noticiosa Ahlul Bait (ABNA)- El Ayatolá Sheij Muhammad Is'haq al-Fayadh, uno de los prestigiosos Marya’ Taqlid de Nayaf Ashraf, en una de sus clases de Dars-e-Jarey [clases de postgrado], ha manifestado en su discurso una serie de recomendaciones para los estudiantes del Seminario Religioso [Hawza 'Ilmiya], como también para el pueblo iraquí y el gobierno de Iraq.
La eminencia ha dicho en esta reunión: “Hoy, en lugar de clases y discusiones [científicas], presentaré un contenido, qué si Dios quiere, se les será de gran utilidad para ustedes y para mí.”
Luego el Marya’ Taqlid agregó: “Los alumnos del Seminario Religioso deben poner una atención especial a sus clases, y tomar como precedentes sus lecciones en todas sus actividades [cotidianas], inclusive en sus deberes religiosos canónicos, tales como las oraciones, de la misma forma que se coloca una atención especial a las necesidades de supervivencia, tales como la comida, el agua, y el dormir.”
El Ayatolá al-Fayadh luego dijo: “Las lecciones están incluso sobre [otros] actos canónicos recomendables [mustahabat], tales como la oración de la noche, de los que se ha enfatizado su prioridad. El seminarista debe ser como un obrero [quien pone en práctica su trabajo], pues si se tiene conocimiento, pero no se pone en práctica lo que se sabe, entonces es más fácil que la sociedad se corrompa.”
El religioso luego aclaró: “Los eruditos, los Marya’ Taqlid, los profesores del Seminario Religioso, y sus seminaristas, por su bendita posición y grandeza deben [aprender a] soportar los problemas, dificultades, presiones y pobreza extrema, manteniendo su sacrificio. Todas estas dificultades se deben sostener para proteger la autonomía del Seminario Religioso, aunque para esto se tenga que abstenerse de vincularse con el gobierno y los partidos políticos, incluso si estos partidos sean religiosos; por lo tanto, el Seminario Religioso debe permanecer independiente y libre de cualquier relación con el estado y los partidos políticos.”
El Marya’ Taqlid continuó diciendo: “Las lecciones que son impartidas en el Seminario Religioso, están basadas en el Libro [Corán] y la tradición [Profética], y aunque cada vez se vaya avanzando más [en la modernidad], no se puede traspasar los límites establecidos en el Libro y la tradición. Todas las fatwas se emiten sobre la base de estas reglas y no se puede emitir ninguna fatwa contraria al Libro y a la tradición.”
El Ayatolá al-Fayadh señaló que, al acercarse el término de las vacaciones de clases del Seminario Religioso, se enfatiza este periodo de tiempo como una oportunidad de oro para los estudiantes que están presentes en el Seminario Religioso, ya que tendrán en este periodo de tiempo que estudiar seriamente, investigar y debatir con otros estudiantes.
La eminencia también agregó que: “Aquellos [estudiantes] quienes se regresan a sus ciudades y países deben dedicar parte de su tiempo en expresar las ordenanzas religiosas antes de celebrar una oración comunitaria”. Es importante expresar las virtudes, ética y la forma en que interactuaba el Profeta (Bpd) y los Imames (P).”
En la siguiente sección del discurso ofrecido por este Marya’ Taqlid, trató sobre los acontecimientos recientes sucedidos en Iraq: “Al gobierno y a todos los partidos políticos que dominan el destino de este país, queremos [decirles] que los intereses particulares y grupales de este país se deben observar bajo una óptica de nación. Se deben les debe proporcionar a las personas las soluciones a sus necesidades puntuales, especialmente tales como el agua y saneamiento, como también proporcionales viviendas a la población.”
El Ayatolá al-Fayadh hizo mención que: “El pueblo iraquí tiene derecho a exigir sus derechos de manera pacífica, razonable y legal, sin violar la propiedad privada de nadie, ni destruir la propiedad del estado.”
Finalmente él hizo hincapié que, si las manifestaciones populares se desarrollen de manera pacífica, razonable y legal, sin violar la propiedad pública ni privada de nadie, se estarán realizando en conformidad de lo legitimo para todas las personas del mundo.