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Islam, Occidente y Los Derechos Humanos

Islam, Occidente y Los Derechos Humanos

De punto de vista del Imam Jomeini (ra)

La correlación entre libertad y justicia

Hujjat al-Islam Wa’l-Muslimin Muhammad Iskandari

 

En este artículo estudiaremos brevemente los dos mayores ideales nacionales y religiosos que son la libertad y la justicia, desde el punto de vista del Imam Jomeini; ambos principios tienen un impacto crucial en nuestro desarrollo social y una íntima correlación entre ellos.

El concepto de libertad

La libertad tiene diferentes significados de los cuales haremos referencia a cuatro de ellos:

1.Algunas veces por libertad queremos decir las facultades innatas que el Altísimo ha incorporado en el hombre desde el Génesis a través de las cuales puede hacer lo que desee si no hay obstáculos que se lo impidan. Así, desde esta perspectiva, la libertad denota los poderes intrínsecos del hombre. Tal libertad le ha sido conferida al hombre por Dios y nadie excepto Él podía dársela o quitársela. Por supuesto, usando esta misma libertad, el hombre puede convertirse a sí mismo en esclavo de los demás y así privarse de ella. Por eso el Imam ‘Ali (P) afirma: “No seas esclavo de los demás siendo que Dios te ha creado libre”.[1]

El primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos da a entender este tipo de libertad, “Todos los seres humanos nacen libres”, entonces todas las otras formas de libertad están basadas en este prerrequisito.

2.Algunas veces, el significado de libertad es que el hombre es libre en su comportamiento y actos sin estar limitado por ninguna moralidad ni valores, ni por ningún límite judicial o social, pudiendo hacer lo que quiera y sienta en cualquier momento, sin tener en cuenta los resultados que pudieran traerle en el futuro.

La libertad en este sentido conduce a que los deseos y pasiones humanas se liberen del control de los principios racionales y espirituales así como de los valores morales, y aunque esto pueda traer consigo placeres efímeros, puede dañar irremisiblemente el futuro del individuo y, de acuerdo a la terminología de la ética islámica y los versículos coránicos la llamaremos «concupiscencia» (o «lujuria»).

En realidad, uno podría decir que esto equivale a liberar los deseos y pasiones egocéntricas de los principios racionales, aunque cuanto más experiencia y conocimiento de la providencia tenga una persona, más aceptará las restricciones.

3.Algunas veces, por libertad se entiende la liberación de las consecuencias dañinas de los deseos animales, y la libertad de la mente de la servidumbre y el cautiverio de los deseos ególatras, para que siga la ley de la sabiduría y así la tormenta del deseo y la lujuria no lo desvíen ni lo lleven a la ruina.

4. Otras veces, por libertad queremos referirnos a la libertad del hombre, del individuo, de los grupos y de las sociedades humanas del cautiverio o la opresión ejercida por otros —ya sean individuos o sociedades—. O sea: para liberarse de los impedimentos concebidos por los individuos, las sociedades o los gobiernos agresivos en contra de las personas débiles; sea de grupos o gobiernos que restringen su libertad de acción o explotan la debilidad de los individuos, o bien de gobiernos que solo buscan satisfacer sus caprichos y deseos.

A este respecto, el Imam Jomeini dice:

“Le pido a la juventud, a los jóvenes y las jóvenes que no sacrifiquen su independencia, libertad y valores humanos por los placeres, la lascivia y la concurrencia a los centros de prostitución —incluso aunque esto les resulte difícil y les provoque problemas—, porque ellos (los enemigos de la verdad y la religión) no piensan en nada más que en atraparlos con el lazo del colonialismo y la desgracia de la dependencia”.[2]

Clasificación de la libertad

La libertad puede ser clasificada de diferentes maneras. Puede ser dividida en dos tipos, natural y legislativa; la libertad legislativa puede a su vez ser dividida en nacional o interior e internacional o exterior. La misma libertad legislativa puede ser dividida también en libertad moral y libertad legal. Además, la libertad interior puede ser dividida en libertad de pensamiento, expresión, escritura, ocupación, etc. La libertad internacional es también divisible en varias ramas y subdivisiones. Aquí revisaremos algunos de los tipos de libertad mencionados.

La libertad natural y legislativa

La libertad natural significa que en el mundo creado y natural, Dios Todopoderoso ha creado a todos los hombres libres y les ha concedido la capacidad para hacer una variedad de cosas y de elegir diferentes caminos, y no ha hecho a nadie esclavo o cautivo de otro de manera que no tengan opción. Esta libertad es la esencia misma de la condición humana, que lo diferencia de otros animales. Esta libertad es la base de la religión, la ética, la recompensa y el castigo del otro mundo, la orientación religiosa del hombre y el envío de los Profetas (P). Dios dice: “Agradecido o desagradecido, lo hemos dirigido [al hombre] por el camino” [76:3],lo cual es una referencia a la libertad.

La libertad legislativa, en cambio, es la libertad autorizada por la ley del país y por la ley religiosa conferida al hombre, que le da libertad para hacer lo que desee siempre que no sea legalmente reprochable o punible. Naturalmente la libertad legislativa del hombre es más restringida que su libertad natural, y él está obligado a restringir su disposición natural en el mundo de la ley humana y religiosa, tomando en cuenta los derechos de los demás en la sociedad y su propio futuro, perfección y destino espiritual.

El Imam ‘Ali (P) dijo: “No seas esclavo de otra persona siendo que Dios te ha creado libre”. Esta tradición puede ser considerada como una referencia a la libertad natural del hombre, aunque también puede aludir la libertad legislativa, señalando que Dios te ha creado con libertad, o que Él te ha hecho libre en Su ley divina, luego no seas esclavo de otro.

En la opinión del Imam Jomeini, el Islam ha creado al hombre libre y lo ha hecho señor sobre sí mismo, su propiedad, su vida y su dignidad familiar.[3] Esta frase es también ambigua en alguna medida. Puede referirse a la libertad natural del hombre considerando su génesis, implicando que en la perspectiva islámica Dios ha creado al hombre libre. La otra posibilidad es que lo que esté implícito sea la libertad legislativa que se refiere a la libertad concedida al hombre en las leyes divinas del Islam, que lo dejan libre con respecto a su vida, propiedad y dignidad familiar, aunque lo que dice a continuación nos hace pensar más en la libertad legislativa (religiosa).

La libertad natural nunca debería ser considerada el criterio para la libertad legislativa, porque en cuanto uno pasa a formar parte de una sociedad, sus libertades intrínsecas y naturales serán restringidas por los derechos y libertades de los demás. Además, cuando pensamos en nuestro propio futuro, nos damos cuenta que nuestra libertad será restringida aún más con el fin de alcanzar la felicidad.

La libertad nacional e internacional

Por libertad nacional, queremos decir que una persona en una sociedad posee la libertad de actuar, de materializar sus deseos y cumplir sus ideales; tales como la libertad de pensamiento, de expresión, de trabajo, de residencia, de matrimonio, etc. La libertad internacional implica que la nación es capaz de establecer su sistema de gobierno y sociedad de acuerdo a su inclinación, sus valores y rectas creencias, y es libre de vivir bajo tal sistema y mantener fructíferas relaciones económicas, políticas y culturales con cualquier país que desee.

El Imam Jomeini se ha referido a ambas libertades:

“Un régimen opresivo, que no respeta la libertad de cada miembro individual de la nación y utiliza la falta de libertad como un instrumento para llevar a cabo sus metas, piensa que puede engañar al pueblo en nombre de la libertad de las mujeres, para cumplir los designios malignos de Israel”.[4]

En esta frase se expresa sobre la libertad nacional o la libertad individual en la sociedad. El régimen del Shah privó a los individuos de su indiscutible libertad legal al tiempo que trataba de engañar al pueblo proclamando la consigna de la libertad de las mujeres. Al mismo tiempo, el Imam habla sobre otro tipo de libertad diferente que hemos llamado libertad internacional, y sobre la cual también declara:

“Si los gobiernos islámicos y las naciones musulmanas siguieran las luminosas y emancipadoras enseñanzas del Sagrado Corán y las pusieran en práctica, hoy día no serían asediados por las agresiones de sionistas, ni disuadidos por los fantasmas americanos, ni engañados por la Unión Soviética”.[5]

En otra instancia, él se dirige al régimen anterior diciendo: “Te decimos que no seas un esclavo nefasto de los demás. Eres un gobierno islámico. Mantén tu dignidad, mantén tu independencia y renuncia a la subordinación”.[6]

En realidad, la libertad internacional muestra la relación entre dos sistemas y, de forma indirecta, llega a los ciudadanos a través de los gobernantes. Por eso, hablando de la libertad, algunas veces se refiere a la relación entre dos gobiernos y estados:

“Los desposeídos de este país son obligados a estar de acuerdo con la monarquía, un sistema decadente, rechazado por el Islam y que tiene que ser abolido; un régimen que ataca al Islam diariamente y que, Dios no lo permita, se encuentra la oportunidad, descartará totalmente las bases del Corán; un régimen que ha puesto en peligro la misma existencia de la nación y la ha privado de sus libertades”.[7]

En otro ejemplo, el Imam expresa su dolor sobre la pérdida de la nación de su libertad internacional, y declara:

“Siento mucho que en una era en que las naciones se liberan una tras otra del yugo del colonialismo y encuentran su independencia, la gran nación musulmana iraní esté privada en todos los sentidos de su libertad y se enfrente a todo tipo de despotismos y retrasos, debido a una de las personas más reaccionarias [el Shah] y uno de los esclavos más funestos del colonialismo, que ejerce el poder sobre el país con una de las peores formas de despotismo”.[8]

También dijo:

“La nación iraní es musulmana y quiere el Islam; el Islam incluye la libertad, la independencia, la limitación del dominio extranjero, la eliminación de las causas que hacen posible la injusticia y la corrupción, la detención de las conjuras de los traidores. Todos los musulmanes tienen ahora la obligación, —y especialmente los más sabios ulemas (sabios en la religión), los intelectuales y las universidades tanto nuevas como antiguas, de decir lo que debe ser dicho a los funcionarios, con el fin de defender nuestro amado Islam y mantener sus leyes vivificantes, que salvaguardan la independencia y libertad”.[9]

La causa del cautiverio social del hombre

En las narraciones y en los versículos del Corán se conjetura sobre dos causas para el cautiverio del hombre. La primera es la causa principal e interior y la segunda es la causa secundaria y exterior.

1. La causa más significativa e interna para el cautiverio y la servidumbre del hombre —como se infiere de las tradiciones y de los versículos del Corán— es la concupiscencia y la indulgencia inconsciente del hombre. Los deseos egoístas y las ataduras de la pasión privan al hombre de la libertad.

Al estudiar las tradiciones, nos encontramos con esta verdad: el cautiverio o la libertad del hombre depende de su propia decisión. Por lo tanto, es continuamente reprendido a este respecto. Revisemos algunos ejemplos:

El Imam ‘Ali (P) nos exhortó:

“Respétense ustedes mismos alejándose de la humillación. Si se someten a los deseos, no obtendrán nada a cambio que valga lo mismo que aquello a lo que renunciaron. No sean esclavos de otros, Dios los ha creado libres”.[10]

Estas frases tan significativas muestran que el hombre debe considerarse a sí mismo demasiado digno y grande para rebajarse a cualquier acción, aún si ésta le ayuda a alcanzar sus deseos, porque lo que pierde al ceder a estos actos denigrantes vale mucho más de lo que gana, y nada puede remplazar lo que ha perdido. Por eso, el hombre no debe hacerse a sí mismo esclavo de los demás siendo que Dios lo ha creado libre.

Existen entonces tres puntos importantes en esta cita. El primero, la libertad o el cautiverio del hombre dependen de sí mismo; Dios le ha creado libre y nada ni nadie salvo Él mismo es capaz de privarlo de esa libertad. Claro que si algunas veces el hombre está convencido de ser un esclavo de los demás, esto es por su propia voluntad. El segundo, su esclavitud social y superficial es provocada esencialmente por los deseos egoístas y las tendencias internas, o en otras palabras, es causado por el cautiverio y la servidumbre al propio egocentrismo. En tercer lugar, en cualquier tipo de esclavitud elegida por el hombre, ganará alguna cosa, como pueden ser riquezas o estatus, pero también perderá algo; aunque lo que pierde es mucho más preciado que lo que gana.

Lo que aquí se subraya es esta voluntad de ser libre o cautivo, que indica que la esclavitud exterior del hombre se arraiga en su cautiverio y concupiscencia interior, y que la causa principal e implícita de su sometimiento y esclavitud es la lujuria, porque de lo contrario ninguna otra cosa es capaz de someterlo a servidumbre. El Imam ‘Ali (P) declara en otro ejemplo:

“Algunos adoran a Dios para obtener algún provecho, esa es la adoración del comerciante; otros adoran a Dios como ermitaños, esa es la adoración del esclavo, y hay quienes adoran a Dios para mostrarLe su gratitud, esa es la adoración del hombre libre”.[11]

Todas las formas de adoración que ‘Ali (P) nombra aquí son aceptadas por Dios. Pero la preciada libertad del hombre requiere que él esté completamente libre de todo capricho y deseo egocéntrico. De hecho, es el deseo del ego el que hace algunas veces que el hombre adore a Dios con segundas intenciones, y esto es lo opuesto a la libertad.

De cualquier modo, estas palabras muestran que la libertad o la esclavitud del hombre dependen de factores principalmente internos, como sus deseos egocéntricos, que no lo abandonan ni aún en medio de la adoración. Cualquiera que sea el factor, es de su incumbencia y reside dentro de él, y es el tema de uno en el versículo del Corán: Dios no cambia a unas personas a menos que éstas cambien lo que hay en sí mismas”.[13:11]

En otro ejemplo el Imam ‘Ali(P) cuestiona: “¿Dónde están vuestros buenos y piadosos, y donde están vuestros libres y moderados?”[12] En estas palabras, el Imam considera la libertad como un valor, cuenta a los libres entre los buenos y piadosos; y esto es en sí una razón para la voluntad de ser libre del hombre, a la vez que demuestra que el cautiverio o la libertad del hombre tienen sus raíces dentro de él mismo. Sobre este tema, el Imam Husein (P) declara: “Si no tienes fe y no temes el Día del Juicio, por lo menos sé un hombre libre en este mundo”.

El Imam exhorta a la gente a tener una mentalidad libre y a no ser injustos con los demás, a pensar antes de actuar, reflexionar si es correcto o incorrecto, y esta es la mejor prueba para nuestra teoría, muestra que la libertad o el cautiverio del hombre están bajo su propio control y surgen de su interior.

La concupiscencia es despreciada de manera directa en diferentes frases del Corán: “¿Has visto a quien toma como dios a sus deseos y pasiones? Dios extravía su conocimiento y sella su oído y su corazón y pone una venda en su vista. ¿Quién le guiará después de Dios? ¿Es que no reflexionan?” [Sura 45:23]. Otro versículo dice: “¿Has visto a quien ha tomado como dios a sus pasiones? ¿Acaso eres tú su protector? ¿Crees que la mayoría de ellos escuchan o razonan? La verdad es que son como el ganado. No, aún más extraviados del camino”. [Sura 25:43-44].

Por lo tanto, si el hombre está en control de sus deseos egocéntricos, hace de la sabiduría su conductor en la vida, y practica la piedad y la justicia, será libre; de otro modo, será prisionero de sus pasiones y llevará una vida de esclavitud.

Entonces, la libertad externa del hombre depende de si sus deseos se imponen y dominan a su sabiduría o de si ésta controla a sus deseos. El Imam ‘Ali (P) dice: “Tus aspiraciones son tus deseos, así que prohíbete a ti mismo lo ilícito”.[13] También dice: “Más de un intelecto es prisionero de una pasión imperiosa”[14], o “No respondas a tu deseo de una manera servil”[15] y “Mata tu deseo usando tu sabiduría”.[16] Todo este énfasis puesto en el abandono de la concupiscencia tiene una razón clara: esta arruina este mundo y el otro, lo oscurece y destruye el futuro del hombre, es la fuente de la corrupción e injusticia de la sociedad, arrastra al hombre hacia la esclavitud y lo hace someterse a la injusticia de los demás.

De hecho, debe decirse que existen dos fuentes para la diseminación de la corrupción y la injusticia: aceptarla y someterse sumisamente a la opresión sin rebelarse.

Si no hubiera personas que acepten la injusticia en la sociedad, el opresor no encontraría terreno para la opresión. La primera motivación del hombre que se inclina a la injusticia es su concupiscencia, que desde su propio interior lo hace aceptar incluso la injusticia y la agresión de los demás, todo con el fin de satisfacer sus pasiones. En tal caso, no protestará en contra de aquellos que se burlan de su identidad, personalidad y de aquello que es sagrado para él, e incluso los alentará, todo para lograr sus deseos, y acallará a otras personas que están siendo oprimidas para preservar su propio interés, y es así como los injustos y opresores no encuentran ningún obstáculo en su camino hacia la agresividad y la opresión, provocando corrupción y decadencia.

2. La causa secundaria y externa de la servidumbre y el cautiverio del hombre en la sociedad es la concupiscencia de los demás. Algunas veces, la situación social es tal que una clase social convierte a otra clase social en servidora suya o la hace esclava de sus caprichos y deseos egoístas. Lo que los lleva a hacer esto es su amor por el poder y el expansionismo. Los términos que el Corán emplea en tales situaciones son “istid’af” (disposición a ser oprimido) e “istikbar” (voluntad de oprimir, arrogancia) y existen muchos versículos que hablan de los “mustad’afin” (oprimidos) y los “mustakbirin” (arrogantes opresores) y sus rasgos y características.

La concupiscencia es el único factor para la corrupción social

Por lo tanto uno podría decir que la única razón para la servidumbre del hombre, istid’af, istikbar, y todas las manifestaciones de la corrupción social, es la concupiscencia y la pasión malsana. Esto lleva al hombre, por un lado a aceptar la servidumbre y el cautiverio interno, y por otro lado, en lo externo, predispone a los demás a oprimirlo, explotarlo y humillarlo, a ser agresivos con él y a volverlo servil.

Así, gradualmente, la concupiscencia sitúa a los oprimidos en un rol pasivo, dejándolos sin voluntad y sumisos a la injusticia, y alienta a los opresores a ser injustos y agresivos con los demás. Esta puede ser considerada como la única causa de la corrupción social. ¿Cuál es la razón de Dios y los Imames Infalibles (P) para oponerse a la lujuria, a las pasiones sin límites y al abuso de la libertad ante los deseos y los caprichos? La razón es que todos los pecados y degradaciones se apoyan en la concupiscencia, y esto puede provocar que ciertas faltas y corrupción en una persona, estrato o grupo social finalmente le concedan el poder a un cierto sistema que desemboca en un régimen de opresión. Los versículos del Corán y las narraciones orales de los Imames, luchan vehementemente contra este peligroso fenómeno que tiene un grave impacto, no solo en la vida individual sino en el ambiente social. Dios dice: “Si la Verdad hubiese seguido sus deseos, se habrían corrompido los cielos y la tierra y todo lo que hay en ellos. En cambio les dimos su Recuerdo, pero ellos se apartan de su Recuerdo”. [Sura 23:71].

La rectitud no está sujeta a los deseos egocéntricos del hombre, de ser así, la decadencia social y la corrupción prevalecerán, y es de esto que se queja el Imam ‘Ali (P) a Dios Todopoderoso: “Oh Dios, nos quejamos a Ti por la ausencia de nuestro Profeta (BP) y por el imperio caprichoso de nuestros deseos”.[17] Si los caprichos y los deseos egocéntricos dominan la sociedad, abundan una variedad de corrupciones:

1. Si todos los miembros de la sociedad disfrutan del mismo grado de poder, la sociedad terminará en un caos, en cuyo caso nadie sentirá seguridad y ningún sistema prevalecerá. Se trata, realidad, de una sociedad frustrada. A esto se refiere el Imam ‘Ali (P) cuando dice: “La sociedad necesita un gobernante, ya sea justo y bueno o malo e injusto”. Lo que quiere decir es que un gobernante opresor es mejor que el caos. Así, aunque un estado opresor tenga un valor negativo comparado con un estado justo, tiene un valor positivo comparado con la ausencia total de gobierno, porque por lo menos traerá disciplina a la sociedad y protegerá a las personas de la inseguridad total. El Imam ‘Ali (P) habla contra esta pasión que causa el caos diciendo: “Oh gente, cuyos cuerpos están de acuerdo pero cuyos pasiones divergen”.[18]

2. Si un individuo o grupo tiene más poder que los demás y utiliza este poder, aunque la sociedad no temerá el caos y disfrutará de cierto orden y disciplina, como de todas formas la base de este estado es la concupiscencia y la lujuria (en vez de la justicia y la equidad), terminará en opresión, y una persona o grupo gobernará sobre los demás de acuerdo a sus deseos y caprichos —en vez de hacerlo respetando la justicia y la equidad—. El gobernante impondrá su voluntad sobre los demás usando el terror y las amenazas. Aunque algunos pocos disfruten de absoluta libertad para satisfacer sus pasiones egoístas, otros serán desposeídos, sometidos y esclavizados. Por lo tanto, los deseos egoístas conducen a la sociedad al despotismo, a la opresión y a la esclavitud de la nación, así como en el primer caso (el no-gobierno) llevan al caos.

3. Las consecuencias de la concupiscencia y las pasiones no están restringidas a lo dicho hasta ahora. Estas arruinan también el futuro de los individuos y de la sociedad y terminan en su caída. El Sagrado Corán dice: “Y, si nosotros hubiésemos querido, le habríamos elevado de entre ellos, pero él se inclinó a lo terrenal y siguió a sus pasiones…” [Sura 7:176].

Este versículo muestra bien que seguir los deseos del ego lleva a la caída del hombre, arruina su futuro y le impide su crecimiento y trascendencia. En otro versículo dice: “…y no obedezcas a quien Nosotros hemos hecho que esté desatento de Nuestro recuerdo, que solo sigue sus pasiones y actúa de manera inmoderada”. [Sura 18:28]. En una palabra, podemos decir que seguir los deseos del ego trae consigo todos los vicios individuales, sociales, morales y legales. Por eso en algunos versículos, la injusticia es considerada el equivalente a seguir las propias pasiones: “Pero los opresores siguen sus propias pasiones sin conocimiento alguno…” [Sura 30:29]. El Imam ‘Ali (P)también dice: “El inicio de todo mal está en actuar obedeciendo a las pasiones y fabricar leyes que son una innovación”.[19] El Imam Jomeini también ha enfatizado de manera consistente el peligro de dejarse llevar por los deseos del ego, advirtiendo: “La plaga del hombre son sus pasiones egoístas”.[20] También dice: “Prevénganse de los deseos del ego, que son la fuente de todos los vicios”[21] y: “Todo el mal que se encuentra en el mundo se origina en el egoísmo y surge sin excepción del amor al ego, y este ídolo es el más grande y el más difícil de derribar”.[22]

La libertad y la pasión

Ahora que la divisa de la libertad está de moda en la sociedad, primeramente debemos definirla, y en segundo lugar, entender a qué se refieren los grupos y personas que usan esta palabra para aceptarlo o refutarlo después de deliberar sobre ello y analizarlo racionalmente.

Ciertamente, la libertad no puede ser definida como la libertad ilimitada que sigue cualquier capricho, según la cual cualquiera hace lo que desea sin ninguna consideración por los derechos de los demás o por su propio futuro, ya que esto no resultará en nada más que en la decadencia y en todos los vicios que hemos mencionado antes, tales como el caos, el despotismo, la opresión, la degradación y todos los otros males imaginables que la acompañan. No es posible desde la perspectiva lógica, tradicional y religiosa, que cualquiera tenga el derecho de hacer lo que quiera, ya que esto causaría la anarquía y el caos en la sociedad y allanaría el camino para el despotismo y la opresión, donde incluso la libertad racional y lógica de los individuos finalmente será ignorada.

Libertad y justicia

Por lo tanto, la libertad como lema y divisa —la libertad fructífera y sostenible, que no termina en despotismo y opresión, que no desencadena la caída del hombre ni lo aleja de su esencia humana corrompiéndolo y volviéndolo un animal, la libertad que no está acompañada por la agresión a los derechos de los demás, usurpando la propiedad y el capital de otros y dañando su reputación—, tal libertad denota una libertad colectiva sistemática, lógica y razonable, en la que todos los miembros de la sociedad disfrutan sin arruinar su futuro ni el de los demás. En resumen, podríamos decir que el lema de la libertad designa una libertad que está restringida por la justicia y no traspasa sus fronteras, ni está inclinada hacia la opresión, la agresión o el pecado.

La consigna de la libertad se aplica a los individuos, al estrato social y a los grupos que están sometidos a otros individuos, estratos o grupos y están privados de sus derechos y son atacados y oprimidos, en vez de a aquellos que disfrutan de todo tipo de comodidades y lujos pero no conocen límites, no creen en ninguna religión o Dios y siguen su concupiscencia.

Sobre esta base, el Imam Jomeini subrayó la consigna de la libertad más que ninguna otra persona, y dirigió a un gran pueblo del estado de opresión nacional, de la dictadura y la sumisión internacional a las súper potencias, hacia la libertad e independencia. Cuando se manifestaba sobre la consigna de la libertad, ponía el énfasis en la libertad lógica, racional y sistemática y exhortaba a la gente a la justicia y la piedad, y los amonestaba contra las pasiones, el egocentrismo y la codicia:

“La libertad basada en la sabiduría, la justicia, la independencia y la auto-suficiencia no es algo que se vuelva obsoleto con el paso del tiempo, o a lo largo de la historia de la humanidad y su vida social”.[23]

En otro ejemplo, el Imam enfatiza esta libertad popular e ideal más directamente:

“En la República Islámica, nadie puede imponer su opinión sobre los demás, excepto en los raros casos en los que el Islam y la dignidad del sistema estén en peligro, pero incluso esto debe ser decidido por eruditos expertos”.[24]

El Imam hace hincapié en la libertad como ideal humano eterno, pero nos recuerda que no se trata de una libertad ilimitada; más bien es una libertad acompañada por la justicia, que todo lo abarca; una libertad apoyada por la sabiduría que conduce a la independencia y la autosuficiencia.

Sobre esta base, en muchos casos el Imam hace hincapié en un sistema de libertades en vez de una única libertad, que ha reformulado de diferentes maneras. El Imam presenta al Sagrado Corán, el Islam, los Imames (P) y el Nahj al-Balaghah, como fuentes que otorgan libertad, e insiste en liberar al hombre de la maldad de Satanás y de los seguidores del mal (taghutiyan). “El Sagrado Corán fue revelado desde la sagrada jerarquía del Uno/Único (Dios) para emancipar a los hombres de la maldad de los demonios y de los seguidores del mal”.[25] En otro caso dice:

“...La nación... sigue una religión que desea usar las verdades del Corán —los mejores remedios para la salvación del hombre— para liberar al hombre de todas las cadenas que atan sus pies, manos, corazón e intelecto conduciéndolo hacia la aniquilación, la esclavitud y la servidumbre a los seguidores del mal”.[26]

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