Presentado por la prensa imperialista como “un dictador”, Ben Alí gobernó Túnez de 1987 hasta que en enero de 2011 un pequeño comerciante se inmoló públicamente, lo que el imperialismo y sus sicarios aprovecharon para desestabilizar el mundo árabe. Así nació la Primavera Árabe.
Según Ben Alí, los planes de la CIA comenzaron a fraguarse en 2007 porque su gobierno rechazó ceder a Estados Unidos la base militar de Bizerta y tampoco admitió endurecer el bloqueo económico contra Libia.
Al año siguiente Condolezza Rice, consejera de seguridad de Obama, se presentó en Túnez para crear un “centro” que enseñara a la juventud tunecina a defender los derechos humanos, a lo que el gobierno de Ben Alí le respondió: “¿Por qué no crea ese centro en Israel?” A Rice la pregunta no le agradó nada; suspendió las entrevistas que tenía concertadas, hizo sus maletas y cogió el avión de vuelta el mismo día de su llegada.
Cuando el gobierno cayó en la cuenta de que Estados Unidos preparaba su derrocamiento, preguntó a Ali Seriati, quien les dijo que eran informaciones falsas. Todo estaba bajo control. Faltaba una semana para que el comerciante se quemara a lo bonzo.
El 14 de enero Ben Alí acompañó al aeropuerto a su mujer y a su hijo, que abandonaban el país a causa de la incertidumbre política, y cuando se disponía a regresar al palacio presidencia se encontró con Seriati en el aeropuerto, que le aconsejó coger el avión y marcharse, con una amenaza velada: su vida corría peligro. Ya tendría ocasión de regresar cuando estuviera en calma.
Lo mismo que en en otras revoluciones de colores, primaveras o en la Plaza Maidán, muy pronto empezaron las matanzas, causadas por francotiradores emboscados que disparaban indiscriminadamente para enardecer a la multitud contra el gobierno y sembrar la confusión. Con los yihadistas de Ennahda y mercenarios procedentes de los países vecinos, e incluso de Bosnia, la CIA había formado escuadrones de la muerte, financiados por Qatar.
En su mensaje Ben Alí señala directamente al movimiento islámico Ennahda como parte integrante del golpe, e incluso armando y entrenando militarmente a sus juventudes. Se muestra extrañado de la cercanía que Ennahda tenía con la CIA y de que nadie haya preguntado quién ordenó disparar contra la multitud, a pesar de que algunos francotiradores fueron detenidos en el mismo lugar de los hechos. Añade el Presidente depuesto que los tiroteos prosiguieron cuando él ya estaba exiliado en Arabia saudí. Tras el golpe, los islamistas de Ennahda se presentaron ante la población como las víctimas de las matanzas.
Ben Alí termina su relato asegurando que hoy Túnez es un refugio para los servicios secretos extranjeros y las bandas criminales, bajo el patrocinio de la CIA. El acuerdo para crear una base miliar de Estados Unidos en Túnez ya se ha firmado. Ese fue el motivo último del inicio de la Primavera Árabe en el mundo árabe.
El relato del antiguo Presidente tunecino quedaría un poco más completo si hubiera enumerado sus propias responsabilidades, pero eso es ya mucho pedir.
© 2005-2016 AhlulBait News Agency. Todos los derechos reservados. Se autoriza la reproducción, traducción o distribución de esta noticia sin modificar el contenido y citando la fuente ABNA24 y el autor/traductor.