Dijo el Enviado de Dios (BP):
“Lo mejor de este mundo y el Más Allá está en la oración (salât), y por medio de ella se distingue al incrédulo del creyente, al sincero del hipócrita, y constituye... el arrepentimiento del arrepentido, la bendición en los bienes, lo abundante del sustento y la luz del rostro”[2].
No se debe olvidar que estos efectos solo se dan cuando las oraciones son aceptadas por parte de Dios