¿Cómo tener un diálogo con esto (Irán)?”, dijo el martes el segundo príncipe heredero saudí y titular de Defensa de ese país, Mohamad bin Salman, durante una entrevista televisiva.
A continuación, el funcionario real saudí manifestó que conversar con Teherán es imposible, ya que, a su juicio, el propósito de la República Islámica de Irán es “controlar el mundo musulmán”.
Así reaccionó a las declaraciones del canciller iraní, Mohamad Yavad Zarif, quien recalcó: “si el Gobierno de Arabia Saudí deja de apoyar a los grupos extremistas en Siria y pone fin a sus ataques al pueblo yemení, nuestro país está listo para mejorar sus relaciones con el país árabe”.
Mohamad Bin Salman continuó sus declaraciones asegurando que Riad podría acabar con el movimiento popular yemení Ansarolá enviando sus tropas terrestres al país vecino sureño, pero al mismo tiempo reconoció que esta medida provocaría la muerte de muchos militares saudíes, así como civiles.
Sin hacer referencia al hecho de que los bombardeos saudíes están dejando bajas civiles desde el momento en que empezó la agresión saudí hace más de dos años, mostró confianza con sus planes para Yemen, diciendo: “El tiempo está de nuestro lado. La paciencia está de nuestro lado”.
Los bombardeos de la llamada coalición que agrupó el régimen de Al Saud para atacar Yemen han asesinado a más de 12.000 ciudadanos desde marzo de 2015 y han desatado la peor crisis humanitaria en el país más pobre del mundo árabe. Además, la guerra conlleva un bloqueo aéreo y naval a Yemen que restringe la entrada de bienes comerciales y humanitarios.
La agresión de Arabia Saudí y sus aliados regionales contra Yemen busca eliminar a Ansarolá, también conocido como los Huzíes, de la escena mundial, ya que este movimiento popular cambió las ecuaciones del poder en Yemen en contra de Riad, régimen que tuvo a su fiel aliado, el destituido presidente Abdu Rabu Mansur Hadi, practicando sus políticas.