¿Qué vais a hacer con una casa tan espaciosa en este mundo? Lo que realmente necesitas es una morada espaciosa en el Paraíso donde vas a estar permanentemente. Si deseas sinceramente poseer una casa allí juntamente con esta y así de grande, entonces has de esta casa un centro de hospitalidad, trata bien a tus visitantes, ve en su ayuda, distínguete en realizar tus deberes y obligaciones, entonces conseguirás tus propósitos.
Oyendo esto, pidió al Imam Alí (P) que aconsejara también a su hermano cuyo nombre era Hashim bin Zayd y contra el que tenía una queja. El Imam Alí (P) pidió ser informado de lo que ocurría con él y de que modo se comportaba mal. Él le contestó: “Señor, está usando una áspera capa de lana, se ha retirado de este mundo y lleva la vida de un ermitaño”. El Imam Alí (P) le contestó: “Tráemelo”.
Cuado lo hubieron traído, el Imam Alí (P) le dijo:
¡Oh enemigo de ti mismo! Shaitán te ha extraviado. ¿No sientes piedad por tu esposa e hijos y otros miembros de tu familia? ¿Por qué no te preocupas por ellos? ¿Por qué piensas que Dios se Enfadará contigo si comes, consumes y usas todas esas cosas que han sido permitidas por el Islam y que has ganado por medios piadosos y honestos? ¿Por qué renuncias a todo esto? Estás muy por debajo del nivel en el que se te pediría tal renuncia.
A estas observaciones del Imam Alí (P) contestó él: “¡Oh Príncipe de los Creyentes, estoy siguiendo tu ejemplo, mira tu vestido, que vasto, barato y áspero es, ni los más pobres entre nosotros lo usarían. Mira, tu comida es pan seco, rancio y ni siquiera tiene una pizca de sal.”
El Imam Alí (P) le respondió:
¡Ay amigo! Te equivocas, tú no eres como yo. Dios Ha hecho obligatorio para los Imames Verdaderos y Justos, mantenerse al nivel de los hombres más pobres y humildes, de modo que esas personas pobres y humildes no puedan sentir vergüenza y humillación por causa de su condición, no pierdan su corazón, ni cedan a la frustración y a la congoja, y puedan mantener su respeto propio.