Esta sura, fue revelada en La Meca y consta de seis aleyas.
Contenido y mérito de su lectura
El peligro, acecha constantemente al ser humano a través de los susurros diabólicos y continuamente, los satanases de entre los genios y los hombres, procuran acaparar y adueñarse de su corazón y su alma. Cuanto más se supere el hombre, en el campo de la ciencia y cuanto más eleve su posición social, será más fuertemente desviado del sendero de la verdad, dado el incremento de las tentaciones. El desvío de los sabios, es el más peligroso de los desvíos, porque de ese modo, se logra descarriar a una sociedad íntegra.
La sura, ordena al Enviado de Dios (PB) (ya que constituye el modelo y guía de la humanidad), refugiarse en el Altísimo, de la malicia de esos tentadores. Su contenido es similar al de la sura anterior, con la diferencia de que en ella, han sido planteadas diversos tipos de maldades y en ésta, sólo se hace hincapié en los ocultos susurradores “uasuasil jannas”.
Existen variadas versiones respecto al lugar en que fue revelada. Algunos la consideran mequinense y otros medinense, probablemente sea más correcta la primera versión si consideramos que, según los dichos, la sura anterior y ésta, se revelaron juntas y que la mayoría de los sabios consideran mequinense la sura precedente.
Mérito de su lectura
En cuanto al mérito de su recitación, se han narrado varios dichos.
He aquí un relato: El Enviado de Dios (PB), había enfermado de gravedad; dos ángeles, Gabriel y Micael lo visitaron, Gabriel se sentó junto a la cabecera de su lecho y Micael a sus pies. El primero recitó “Al-falaq” y el otro “An-nas”.[1]
(En este caso, también es válido el hadiz del Imam Baquer (P), citado en la sura anterior).[2]
Nº 114 - Sura An-nas (los hombres)
بِسْمِ اللَّهِ الرَّحْمَنِ الرَّحِيمِ
قُلْ أَعُوذُ بِرَبِّ النَّاسِ
مَلِكِ النَّاسِ
إِلَهِ النَّاسِ
مِن شَرِّ الْوَسْوَاسِ الْخَنَّاسِ
الَّذِي يُوَسْوِسُ فِي صُدُورِ النَّاسِ
مِنَ الْجِنَّةِ وَ النَّاسِ
Bismil lâhi ar rahmâni ar rahîm
1. Qul audhu birrabin-nas
2. Malikin nas
3. Ilahin nas
4. Min sharril uas-uasil jannas
5. Al-ladhi iu-uasuisu fi sudurin nas
6. Minal yinnati uan nas
En el nombre de dios, el compasivo, el misericordiosísimo
1. Di: me refugio en el creador de los hombres
2. En el rey de los hombres
3. En el dios de los hombres,
4. De la malicia del oculto tentador,
5. Que insinua en los corazones de los hombres
6. De entre los genios y de entre los hombres.
Esta, es la última sura del Generoso Corán y se dirige al guía de la especie humana, diciendo:
1. Qul audhu birabbinnas
2. Malikin nas
3. Ilahin nas
1. Di: me refugio en el creador de los hombres
2. En el rey de los hombres
3. En el dios de los hombres.
Esta sura, hace hincapié en tres grandes atributos de Dios:
“Rububiiat”: Señorío, “Malekiiat”: Reino, y “Uluhiiat”: Divinidad, los cuales mantienen un vínculo directo, con la educación del ser humano y su salvación de las garras de los tentadores.
Naturalmente, refugiarse en Dios, no significa repetir unas frases con la lengua, sino ubicarse en todo sentido bajo la protección divina. El hombre, debe apartarse de los senderos, programas y pensamientos satánicos; debe alejarse de la propaganda, reuniones y agrupaciones endemoniadas y transitar en cambio, el camino del mensaje divino. Contrariamente, el hombre que se expone al peligro, que se expone al tormento de tales tentaciones y sólo atina a leer la sura no logra nada.
Cuando dice “Rabbinnas”, el musulmán testimonia el señorío de Dios y se dispone a oír sus enseñanzas. Al decir “Malikinnas”, testimonia que es su siervo obediente y al decir “Ilahinnas”, se conduce por el sendero de la devoción y no adora nada, sino a Él.
Sin duda alguna, quien crea con sinceridad en estos tres atributos, estará a salvo de la malicia de los tentadores.
Verdaderamente, esos atributos constituyen importantes lecciones educativas, mensajes preventivos y medios de salvación, que inmunizan al hombre ante todo peligro.
4. Min sharril uas-uasil jannas
5. Al-ladhi iu-uasuisu fi sudurin nas
6. Minal yinnati uan nas
4. De la malicia del disimulante tentador,
5. Que insinua en los corazones de los hombres
6. De entre los genios y de entre los hombres
El vocablo “Uasuas”, originalmente y según Raqueb, se emplea para referirse a un suave ruido, que surge del choque de las alhajas, aunque luego se lo usó para nombrar cualquier ruido pequeño y finalmente como las imaginaciones y los pensamientos desagradables, que aparecen en el corazón humano, similares al susurro que se hace al oído.
La palabra “Jannas”, es superlativo de la raíz “Junus” y significa "disimular" y "retroceder". Como los satanases, al oir el nombre de Dios retroceden y ese retroceso, generalmente conlleva al ocultamiento, es posible que también signifique: "esconderse" u "ocultarse". En este caso, el sentido de las aleyas sería el siguiente:
Dí: Me refugio en Dios, de la malicia del tentador endemoniado que huye y se oculta, cuando se menciona el nombre de Dios. Los satinases, combinan sus planes con simulaciones y a veces susurran de una manera tal, que el hombre, cree que la idea es suya y que ha surgido del seno de su alma. Este engaño, es el causante principal de su desviación.
El diablo, se preocupa por embellecer u ocultar la falsedad, haciéndola ver como verdadera; a la mentira, la presenta con apariencia de veracidad; al pecado, con la vestidura de la adoración y a la desviación, con la cubierta de la orientación. En conclusión, sus secuaces están ocultos y sus programas también lo están. Esto, constituye una advertencia para todos los seguidores de la verdad, a fin de que no esperen ver a los demonios, con su verdadero rostro o sus descarriados actos a la luz del día. Jamás ha sido así, ni lo será, ellos son “Uasuasil jannas”, ocultos tentadores. Y sus obras son: el engaño, los complots, los embustes, la ostentación y el ocultamiento de la verdad. Si ellos se presentaran con su verdadero rostro, si no ensuciaran con falsedad la verdad, si expusieran sinceramente y expresamente sus cometidos, según el Imam ‘Alî (P), el asunto no confundiría a los seguidores de la verdad. Esos seres se aprovechan de cualquier medio, para dominar a los hombres.
Dijo el Príncipe de los creyentes (P): “fahunalika iastaulesh shaitan ala auliaehi”.
“Ahí es en donde el Shaitan, domina a sus amigos”.[3]
La última aleya, nos advierte que los disimulantes tentadores, no son sólo un grupo, una sociedad, comunidad o casta especial, sino que están esparcidos entre los genios y los humanos, que se encuentran en todos los ámbitos y comunidades y uno debe estar alerta y protegerse, refugiándose en Dios de su maldad. Las malas amistades, los allegados desviados, los jefes opresores y descarriados, las autoridades despóticas, los escritores y oradores corruptos, las escuelas laicas y las sectas engañosas, los tentadores medios masivos de comunicación; todo eso y mucho más está incluido en el vasto significado de “Uasuasil jannas”.
¿Por qué debemos refugiarnos en Dios?
A cada instante, al hombre lo acecha el peligro del desvío. La prueba principal, se encuentra en el momento en el que Dios, ordena a su Profeta (PB) refugiarse en Él de la trampa de los tentadores. A pesar de que el Enviado de Dios (PB), estaba inmune de cualquier desviación debido al favor divino, a los auxilios invisibles por parte de Dios y a su encomendación a Él, recitaba estas aleyas. La cuestión es bien clara, sin embargo, no hay que decepcionarse, puesto que frente a los susurradores destructores, hay ángeles celestiales, que auxilian a los siervos creyentes y a los seguidores de la verdad. Sí, efectivamente, los creyentes no están solos. Dice el Sagrado Corán:
Por cierto que quienes dicen: nuestro señor es dios y se consagran a el, los angeles descenderan sobre ellos y les diran: no temais ni os atribuleis; mas bien regocijaos con el paraiso que os esta prometido”. (Corán 41:30)
El hombre, no debería dejarse llevar por la vanidad y creer que no necesita ser aconsejado, o recomendado y que no necesita de los recuerdos y los auxilios divinos. Debe refugiarse en Él constantemente, debe estar con los ojos abiertos y alerta.
Dijo el santo Profeta (PB):”Todo creyente, tiene en su corazón dos oídos; en uno susurra un ángel y en el otro el disimulante tentador. Dios, afirma al creyente a través del ángel. Éste, es el significado de la siguiente aleya: “Y les conforto con su espíritu” (58:22). ”[4]
En otro hadiz conmovedor del Imam Sadeq (P), leemos: “Cuando la aleya: “Que cuando cometen un pecado o son injustos consigo mismos, recuerdan a Dios, e imploran el perdón de sus pecados, pues ¿quién perdona los pecados sino Dios? y no reinciden en lo que hicieron, (Corán, 3:135), fue revelada, Shaitan se ubicó sobre una de las montañas de La Meca y clamando reunió a sus huestes; le preguntaron: -¿Qué ha sucedido amo, para qué nos has convocado? -Respondió: -Se ha revelado una aleya, que me hace temblar, porque significa la salvación de los seres humanos, ¿quién de ustedes se anima a enfrentarla? -Dijo uno de los grandes: -Yo me animo. Entonces propuso su plan, sin embargo a Satanás, no le agradó. Un segundo expuso el suyo, pero tampoco su propuesta fue aceptada. Se levantó entonces “Uasuasul jannas” y afirmó: -Yo puedo hacerlo. -¿Y de qué modo?, preguntó Lucifer. Dijo: -Entreteniéndolos vanamente con promesas e ilusiones, que los llevarán hacia el pecado. Y cuando lo hagan, les haré olvidar el arrepentimiento.- Díjole entonces el jefe de los demonios: -Sí, tú podrás lograrlo”.- Y así le confió esta misión, hasta el Día del Juicio Final.[5]
¡Oh Dios nuestro! Protégenos de la maldad de todo insinuante tentador.
¡Oh nuestro Creador! Es difícil no caer en la trampa, el enemigo está al acecho; sus planes están ocultos y es imposible salvarnos si no media Tu favor.
¡Oh Señor nuestro! No sabemos de qué modo agradecer, la gran merced con la que nos agraciaste: el honor y el éxito de poder dar fin a este Tafsir, después de quince años de trabajo (Tiempo que duró la realización de los 27 tomos que componen éste trabajo).
¡Oh Dios nuestro! Tú sabes que en este momento, invade nuestro ser, una emoción indescriptible; alegría y agradecimientos sinceros, son sentimientos que no tenemos capacidad de expresar a través de la palabra y la gratitud. Elevamos nuestras manos y decimos:
¡Rabbana!, posiblemente hayamos cometido errores, perdónalos. Esperamos que tus siervos, también sepan comprendernos y perdonarnos.
Oh Dios, Todo Misericordia y Compasión, acepta este insignificante servicio por Tu bondad y hazlo nuestra provisión en el Día del Juicio Final.
Y nuestra última invocación es:
¡Alabado sea Dios, Señor del universo!
Fin de la Sura An-nas
Fuente: La Interpretación Ejemplar del Sagrado Corán- tomo 27
Editorial Elhame Shargh
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Fundación Cultural Oriente
[1] Nuru Zaqalain, t. V, p. 724. Mayma'ul Baian, t. 10, p. 569.
[2] Ibíd.
[3] Imam Ali Ibn Abi Taleb, Nahyul Balagah, Sermón 50.
[4] Tabresi, Mayma'ul Baian, Tomo X, pág. 571.
[5] Tabatabaí, tafsir Al Mizan, Tomo XX, pág. 557.