Delincuentes, alcohólicos, convictos, ex convictos, asesinos, violadores, porquerizos etc…, bajo el liderazgo de Cristóbal Colón y bajo la égida de los reyes católicos “Los Conquistadores” españoles iniciaron su rumbo para llegar a las Indias, no habiendo logrado sus objetivos desembarcan por accidente a unas nuevas tierras que arbitrariamente y de manera colonial y egoísta más adelante fue denominada “América”.
Hombres encima de bestias que agarraban metales que arrojaban fuego habían llegado a asesinar, violar, humillar y arrebatar sus vidas y las tierras de aquellos seres que no tenían alma y que sólo eran objetos semovientes a su servicio, aquellos que habían sido explotados durante más de 500 años para satisfacer los gustos y la ambición pírrica de los españoles, por ende de gran parte de los europeos.
Llegaron con espada y cruz en mano, decían para evangelizar a aquellos seres que eran unos “herejes”, les quitaron sus tierras, sus riquezas las cuales hasta hoy no han sido saldadas siendo por ello mismo deudores, no solo de dinero ni oro; sino también de su dignidad, su historia y su cultura misma.
Para los pueblos indígenas el proceso de construcción identitaria tiene mucha importancia, porque supone su descolonización. Para el proletario su liberación supone la consciencia de clase, para los originarios su descolonización supone la asunción consciente de su identidad[2].
No nos olvidemos que un siglo después de la llegada de las carabelas de Cristóbal Colón al mar Caribe, de los más de 70 millones de indígenas preexistentes, sólo quedaban tres millones y medio de almas, como lo afirma Bernardo Vekster[3].
Primero fueron derrotados por la desproporción de recurso, la sorpresa y la confusión. Luego, fueron privados de su cultura y creencias, al imponerles otras creencias como la católica por ejemplo, cuando al aymara Túpac Katari (Julián Apaza Nina) [4] ”Después de ser apresado fue sometido a tortura y seis días después fue sentenciado, en ejecución similar a la de Túpac Amaru II, a ser atado de sus extremidades para que tirasen cuatro caballos de ellas, siendo finalmente descuartizado. Sus partes fueron repartidas por el Alto Perú, en señal de “escarmiento a los indios rebeldes”, su cabeza fue expuesta en el cerro de K’ili K’ili (La Paz), su brazo derecho en Ayo Ayo, el izquierdo en Achacachi, su pierna derecha en Chulumani, y la izquierda en Caquiaviri”[5], quedó en nosotros la herida atravesada en la muerte de este gran caudillo revolucionario, que ofrendó su vida.
También fueron sometidos al trabajo esclavo y está el hecho de las enfermedades importadas por los europeos que aniquilaron muchos de los indígenas.
La casi extinción de la población nativa generó otro genocidio al proporcionar el repudiable comercio de seres humanos por ejemplo al arrancar millones de africanos de su tierra ancestral para traerlos a nuestro continente como mano de obra esclava.
Y nuevamente en palabras de Veksler[6] no se puede dejar de reconocer que la llegada europea a costas americanas produjo un avance notable de la humanidad; pero el progreso no puede ocultar la magnitud de sangre derramada, en otras palabras no se puede ocultar el exterminio indígena que se realizó.
¿Y es que en pleno siglo XXI continuamos con el sometimiento, la opresión y la discriminación que fueron sometidos nuestros indígenas en la conquista?
Porque los seudos conquistadores europeos, implementaron una serie de prácticas que trágicamente, tuvieron como consecuencia el casi completo exterminio de la población, que por el momento habitaba el continente; tanto por las condiciones infrahumanas en las que ésta fue tratada, como por el suicidio en masa que existió en muchas comunidades nativas cuando vislumbraban que la miseria y esclavitud eran su destino. Porque estamos hablando del sometimiento cultural y físico y de la esclavización de nuestros ancestros.
Porque en muchos casos esto es lo que se escucha entre la multitud, esto es lo que se murmura:
“Sólo un indio muerto es un buen indio. Sólo una alteridad negada (conquistada, alienada, asesinada), sirve para el gran proyecto universalista de occidente”.[7]
Pero quedaron muchos sobrevivientes con un legado y una riqueza cultural muy arraigada, quedaron aymaras, quechuas, waraníes, entre muchos otros y esa identidad no la pueden borrar nunca.
Hoy después de más de 500 años, los pueblos de Abya Yala[8] aunando a una sola voz, han logrado poner al poder a sus verdaderos líderes, hombres que están enarbolando la libertad, la dignidad y la defensa de la identidad de Abya Yala, hombres como Evo Morales, Rafael Correa, Nicolás Maduro, Fidel Castro, Cristina Kishner, José Mújica, Daniel Ortega, son los nuevos actores frente al imperialismo europeo; quienes con valor, dan la cara para defender a la valerosa tierra de Abya Yala.
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[1] Escritora, Periodista, Profesora e Investigadora Boliviana, miembro de la Asociación de Investigadores en Comunicación y Educación para el Desarrollo (AICED) La Paz-Bolivia, Directora de la Asociación de Mujeres Musulmanas de Bolivia.
[2] Ídem.
[3] Vekster Bernardo, Escritor y Periodista, militante social, político y de derechos humanos. Sus libros: “Lavapiés”, “Rebeliones en el fin del mundo”; entre otros.
[4] Túpac Catari, fue un indígena aymara que lideró una de las rebeliones más extensas contra el Imperio Español.
[5] En Enciclopedia libre Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/T%C3%BApac_Catari
[6] Ídem.
[7] Ídem.
[8] Abya Ayala, es el nombre dado al continente americano por el pueblo Kuna de Panamá y Colombia, antes de la llegada de Cristóbal Colón y los europeos. Literalmente significa: “Tierra en plena madurez” o “Tierra de Sangre Vital”. El uso de este nombre es asumido como una posición ideológica por quienes lo usan, argumentando que el nombre “América” o la expresión “Nuevo Mundo”, serían propios de los colonizadores europeos y no de los pueblos originarios del continente. (López Hernández Miguel Ángel, “Encuentros en los Senderos de Abya Yala”. Quito – Ecuador; Ed. Abya Yala, 2004. P. 4).
[9] Correa Delgado Rafael, Presidente Constitucional de la República del Ecuador, “Conferencia sobre el socialismo del Siglo XXI”, Teherán – Irán; 2008.