La renuncia formó parte de un procedimiento constitucional obligatorio tras las elecciones legislativas, y fue aceptada por el emir, jeque Sabah Al-Ahmad Al-Sabah, quien con seguridad volverá a nombrar como primer ministro al del Ejecutivo anterior o a otro miembro de la dinastía Al-Sabah.
Según la prensa local, el gobierno tendrá que quedar constituido antes de que la Asamblea Nacional celebre su primera sesión ordinaria, prevista para dentro de dos semanas, y estimaron muy probable que vuelva a ser dirigido por el primer ministro dimitente, jeque Jaber Mubarak Al-Sabah.
Los opositores a la familia gobernante pusieron fin a cuatro años de boicot y participaron en los comicios, lo que hace presagiar que la decimoquinta legislatura será complicada y con hondas disputas políticas, a menos que el Ejecutivo muestre voluntad de cooperar con sus adversarios.
Casi la mitad de los candidatos opositores que obtuvieron un asiento son islamistas salafistas (fundamentalistas sunnitas) o de un grupo vinculado a la Hermandad Musulmana, considerada ilegal por los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).
Durante la campaña electoral, la mayoría de los aspirantes a diputados prometió abiertamente que se opondría a cualquier medida de austeridad adoptada por las autoridades para compensar la contracción de los ingresos nacionales como resultado de la caída de los precios del petróleo.
La prensa destacó que, a diferencia de otros estados árabes del CCG, Kuwait posee un parlamento electo por voto popular y con poderes para incriminar e interpelar a ministros, aunque la mayoría de las carteras -sobre todo las estratégicas- están en manos de la familia gobernante Al-Sabah.
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