Al Imam ‘Alí Ibn Al Husain (P) le tocó vivir una época muy dura para los Shi’as. Fue durante el reinado Omeya, tras la masacre de Karbala. Puso en marcha el movimiento “Husaini” el cual resguardaría al Islam de la corrupción reinante, misión que compartió en gran parte con su tía Zainab (P). Pero las duras condiciones que lo rodeaban, le impusieron encerrarse y limitarse, sin poder difundir las enseñanzas islámicas. Sin embargo esto no le impidió la formación de cierto número de sabios, quienes luego se encargarían de la difusión y atraerían a mucha gente hacia los Imames de la Gente de la Casa.
Su trabajo limitado permitió que su hijo, Muhammad al Baquir (P), tuviera un gran número de discípulos, y que su nieto, Ya’far As Sadiq (P) organizara luego toda la doctrina de la escuela Shiita (también conocida como “Imamita” o “Ya’farita”), con más de cuatro mil discípulos.
Entonces el Imamato de ‘Alí ibn Husain (P) asumió dos formas: una de abierta difusión para esclarecer la verdad de lo acontecido en Karbala, lugar en el cual sus discursos en público impactaban a la gente haciéndole comprender la gravedad de lo ocurrido. La otra forma fue cerrada, limitada a la preparación de ciertos sabios y a la enseñanza por medio de súplicas, las cuales se han reunido en una obra llamada “Sahifatus Sayyadiiah” (traducida al castellano), conocida con el nombre de “Los Salmos de la Casa del Profeta”. Estas súplicas diseminaron sus enseñanzas entre los musulmanes, siendo un tesoro inagotable de sabiduría y piedad.
El Imam falleció envenenado el 25 del mes de Muharram del año 95 del calendario musulmán, a los cincuenta y siete años de edad, y fue enterrado en al Baqui’ junto a su tío, el Imam Hasan (P). Ejerció su Imamato durante treinta y cuatro años aproximadamente, bajo el gobierno de distintos califas Omeyas.